El pasado domingo saltaba la noticia de la detención de Pavel Durov en Francia. El CEO de Telegram, conocido por no ser un magnate tecnológico convencional, viajó de manera privada y sin escalas a París, donde se sabía que pesaba sobre su cabeza una orden de detención como ciudadano francés. Esta orden de detención es un asunto que atañe enteramente al país transpirenaico, sin que la Unión Europea tenga nada que ver en ello. De hecho, la UE se ha desmarcado de la detención de Durov, tal y como informan desde Público.Sin embargo, lo que en esta ocasión nos ocupa es que, tal y como publica el prestigioso LeMonde, Durov (o Du Rove, tal y como consta en su pasaporte francés) ha sido imputado formalmente y no puede abandonar Francia. Al final la acusación formal ha tardado un poco más de lo esperado (se esperaba que se hiciese el domingo), pero parece que el primer capítulo del culebrón se ha completado.Una detención que Francia dice que no es políticaRecapitulemos. A lo largo de su historia como uno de los líderes de las tecnológicas modernas, Durov siempre ha tenido un discurso a favor de la privacidad y la libertad de los usuarios de sus plataformas. Ya en 2014 perdió su puesto en VK por negarse a facilitar al Kremlin datos de opositores durante el llamado Euromaidán. Desde que existe Telegram, Pavel Durov tampoco ha colaborado nunca con las autoridades revelando información de sus propios usuarios, siempre bajo el amparo de la …