El mundo de la electrónica de consumo anda revuelto. Otra vez. Y en esta ocasión no se trata de teléfonos móviles, sino de televisores. La batalla por la conquista de nuestro salón se recrudece, las siglas se multiplican, las tecnologías se mezclan, se superponen, y el ciudadano de a pie se ve envuelto en un velo de confusión que no le permite distinguir lo que más le conviene. OLED, Quantum Dot, LED, SUHD, 4K HDR, QLED, Nanocells... La lista es larga y farragosa, pero detrás de cada una de esas combinaciones de letras se ocultan, en realidad, miles de horas de trabajo de auténticos ejércitos de ingenieros cuyo único propósito es lograr que lo que vemos en la pantalla de un televisor se parezca, de verdad, al mundo real.
¿Qué es, pues, lo mejor? ¿Por qué modelo debemos decidirnos a la hora de cambiar nuestra vieja TV? Vayamos por partes. Lo que las cifras han dejado ya muy claro es, por ejemplo, que los usuarios quieren pantallas grandes y de calidad. Parece que pasó el tiempo de lanzarse a las ofertas y de fijarse solamente en los precios. Por eso, y aunque el mercado no da muestras de que vaya a crecer durante este año, los televisores más vendidos son, y serán cada vez más, los de las gamas más altas, con pantallas superiores a las 50 pulgadas (los de 65 pulgadas están causando furor), y con tecnologías avanzadas de procesamiento de imagen.
A la hora de elegir, …