En plena era del coche digital, donde cada vez más marcas apuestan por interfaces similares a las de un smartphone, Volkswagen decidió nadar contracorriente. La declaración contundente de su jefe de diseño, Andreas Mindt, lo resume todo: “No es un celular: es un coche”. Las palabras no son menores. Marcan el inicio de un cambio radical en la filosofía de diseño de la firma alemana, que reconoce públicamente que las pantallas táctiles ya no son sinónimo de evolución, sino un problema para la experiencia del conductor.
El anuncio llega justo cuando Volkswagen prepara el lanzamiento del ID.2, un automóvil compacto eléctrico que dará paso a una nueva etapa en la marca. A partir de este modelo, todos los nuevos coches de Volkswagen incorporarán botones físicos para controlar cinco funciones clave: volumen, calefacción, ventilación, luces de emergencia y comandos del volante. La decisión no sólo obedece a las críticas de usuarios, también es una respuesta directa a los señalamientos de organismos como Euro NCAP, que ya han alertado sobre los riesgos de tener demasiadas funciones ocultas tras menús digitales.
La historia reciente de Volkswagen es el ejemplo más claro del vaivén entre lo moderno y lo funcional. En modelos como el Golf GTI de última generación los botones hápticos ,esos que vibran en lugar de hacer clic, reemplazaron a los tradicionales y el resultado fue confuso para muchos conductores. En marcha, distinguir una vibración digital de la que provoca el camino puede ser …