Si viviste la era dorada de la informática de los 80 y 90, seguramente recuerdes aquel misterioso botón "Turbo" que adornaba la torre de tu ordenador. Quizás incluso te sentiste poderoso al pulsarlo, imaginando que tu PC se transformaba en una máquina imparable para jugar a tus títulos favoritos. La realidad, sin embargo, es bastante diferente y sorprendente: ese botón hacía exactamente lo contrario a lo que su nombre sugería.
Contrario a lo que muchos creíamos, el famoso botón turbo no servía para hacer que el ordenador funcionara más rápido, sino para ralentizarlo. Sí, has leído bien. El botón con el que muchos pensaban estar exprimiendo hasta la última gota de potencia de su PC, en realidad estaba haciendo que su ordenador funcionara a una velocidad menor.
Un botón para frenar, no para acelerar
En la década de los 80, los primeros PCs funcionaban a velocidades muy limitadas. El estándar durante mucho tiempo fueron los 4,77 MHz del procesador Intel 8088, utilizado en los primeros IBM PC y sus clónicos. Sin embargo, con la llegada de procesadores más potentes como el 80286, 80386 y 80486, surgió un problema inesperado.
Imagen: HowToGeek
Muchos programas, y especialmente juegos de la época, estaban programados para funcionar a velocidades específicas basadas en el reloj del procesador. Cuando estos programas se ejecutaban en ordenadores más rápidos, simplemente iban demasiado deprisa, haciendo que:
Los juegos se volvieran prácticamente injugables por su excesiva velocidad
Algunas aplicaciones no funcionaran …