Fabricar "por si acaso" es mandar a producción centenares de productos que no sabes si se venderán bien, ganando margen de maniobra y evitando que los consumidores tengan que esperar si la demanda es alta, pero arriesgando a quedarte con productos a los que no darás salida si la demanda es baja. Apple huye de todo ello.
Cada iPhone, MacBook o Apple Watch entra en la cadena de producción en el instante preciso. Como si toda su maquinaria mundial funcionase con la puntualidad de un tren japonés. Y no es casualidad.
Detrás de esta fórmula hay una decisión que Apple tomó hace más de 25 años y que se inspiró en Toyota, quienes en los años 50 se vieron obligados a no desperdiciar nada. El resultado fue el método JIN, el cual, en esencia, consiste en fabricar solo lo que se necesite.
El método JIT nació en épocas de escasez
Fue un ingeniero de Toyota el inventor del método JIT (Imagen: Toyota)
En la década de 1950, tras la Segunda Guerra Mundial, Japón vivía una crisis de abastecimiento debido a la falta de recursos, pero también tenían limitaciones de espacio por el alto coste del almacenamiento, además de una fuerte competencia internacional.
En aquel contexto, tener grandes almacenes llenos de piezas y productos que no iban a ser comprados era algo que pocos fabricantes se podían permitir. En Toyota, el ingeniero industrial Taiichi Ohno, desarrolló una solución que parecía ser temporal y …