Una de las mayores polémicas en torno a los cambios introducidos en Windows 11 ha girado en torno a la pérdida de varias funciones tradicionales que habían estado presentes en las versiones anteriores de Windows. Lo peor de todo es que dicha pérdida no parecía estar justificada por ningún criterio técnico, ni compensada por ninguna nueva función directamente relacionada.

Y entre esas funciones suprimidas, la más sencilla de todas ha sido también una de las más demandadas: la opción de arrastrar y soltar iconos en la barra de tareas, ya sea para anclar programas a la misma o para abrir ficheros son los programas ya anclados.
Eso, unido a la imposibilidad de elegir en qué borde de la pantalla deseamos fijarla o de desactivar la agrupación de ventanas del mismo programa, convierte a la barra de tareas de Windows 11 en la menos flexible de los últimos tiempos.

Por fortuna, parece que este cambio también ha sido uno de los primeros con las que Microsoft ha aceptado rectificar su decisión y proceder a recuperar las funciones suprimidas.

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