Aquel domingo por la mañana esperaba una jornada típica. Hasta que un señor, angustiado, me plantó delante su iPhone y soltó: "He grabado toda la comunión de mi hija… pero solo salgo yo". En ese momento entendí que ser "el que recibe los iPhone" en un distribuidor Apple no va solo de resolver problemas técnicos. Va de escuchar historias, personas y, muchas veces, momentos completamente surrealistas.
Porque por cada pregunta sobre cómo liberar espacio o cambiar la batería, aparece alguien dispuesto a reinventar el manual de usuario: desde quien mete el iPhone en el horno para secarlo hasta el que quiere saber si su pareja le es infiel solo mirando los iconos de la pantalla. Trabajar cara al público me ha dado algo que no viene en ningún curso de Apple: perspectiva humana. Y aquí van algunas de las mejores
Metió el iPhone en el horno para que se secase
Pensaba haberlo oído todo hasta que entró un cliente con un iPhone que no encendía. Tendría unos 35 años y era de esos casos en los que el iPhone simplemente no responde. Ni carga, ni muestra signos de vida. Al principio no dijo nada, pero tras varias preguntas y algún vistazo al interior del dispositivo, la historia comenzó a salir.
Resulta que se le había caído el iPhone al agua y, en un intento de salvarlo por su cuenta, se le ocurrió meterlo en el horno. Sí, como suena: horno precalentado a …