Hoy en día, muchas aplicaciones que usamos en el día a día suplen con una interfaz gráfica y necesidad de que interactuemos con ellas porque no tenemos tecnología suficiente para hacerlo más... humano. Navegamos por menús, listas de iconos, hacemos scroll, entramos en secciones y subsecciones, todo porque no podemos pedir directamente lo que queremos.
Con un ejemplo se entiende mejor: No queremos tener que entrar cada rato en WhatsApp para ver qué me tienen que contar nuestros familiares y amigos, el objetivo real de la aplicación es tenerme informado de ello, la interfaz actual —una lista de conversaciones, y dentro de cada una la información escrita— es simplemente un atajo para el verdadero motivo por el que la usamos, la forma evolutiva final de WhatsApp sería una aplicación que nos cuente lo que nuestros amigos y familiares están haciendo. Y nos lo diga de forma humana.
La interacción futura es la conversación, no una lista de iconos y apps a pantalla completa
En vez de: "Juan García dijo a las 12:32 que LOLOLOLOL!", queremos un "Tu amigo Juan se ha reído mucho con el chiste de antes". WhatsApp, o cualquier otra aplicación de mensajería instantánea, deberá convertirse en un agente real que existe en nuestras vidas.
Y así con todo. No deberíamos estar abriendo una web de noticias deportivas, navegar por sus menús durante un rato, solo para ver cómo está la clasificación de La Liga. Si el objetivo es estar informado, deberíamos poder pedir, en tono de conversación, cómo va la …