Que la mayor parte de la industria del cine es puro negocio no solamente se percibe en las megacampañas publicitarias, el merchandising y la propia comercialización de las películas, sino también en circunstancias como que se estrenen con distinto montaje por diversas razones según el país al que llegan o, y esto es lo que nos atañe aquí, la forma en que se traducen sus títulos para que le suenen mejor al público de cada territorio y no haya nada que les frene para pagar su entrada en taquilla, muchas veces dejándolos irreconocibles respecto al original. Y algunas de estas traducciones claman al cielo. Se nota que no usaron la herramienta Woxikon.Se modifican los títulos por razones comerciales para que no haya nada que frene al público y pague su entrada
Esto ocurre porque hay cuatro modalidades para trasvasar un título cinematográfico de un país a otro. La primera es la traducción cero, cuando se conserva el título original, en el mismo idioma de partida, a veces incluyendo una cola explicativa para evitar la desconexión lingüística con los espectadores. La segunda es la traducción literal. La tercera, la adaptación, cuando se traduce modificándolo según la lengua y la cultura a la que se destina. Y la cuarta, la creación, generalmente por razones comerciales, que es la causante de los horrores que veréis a continuación.
El primer despropósito del que merece la pena hablar es lo que hicieron en toda Hispanoamérica con el título de Mr. Smith Goes to Washington, la fábula …