Imagina estar en el crepúsculo de 1998 y estar disfrutando de tus nuevas series como Sexo en Nueva York, Hércules o Embrujadas, así como del género ya afianzado de las comedias de situación y sus nuevos exponentes, léase Becker, protagonizada por Ted Danson, Aquellos maravillosos 70 y Will y Grace; nada mal. Ahora entramos en 1999, en la mañana de un soleado aunque frío 10 de enero; has celebrado el Año Nuevo con tu familia, las Navidades todavía colean, estás una tarde en tu casa, tienes cable (eres americano), enciendes HBO y pum, Los Soprano. Enhorabuena, acabas de asistir al nacimiento de la serie que cambió para siempre la televisión.David Chase, que no hacía mucho que había dejado de ser un desconocido en Hollywood, decidió abandonar ese relativo anonimato (tan relativo como que en 1978 había ganado un Emmy gracias a Los casos de Rockford) y escribir el guion de lo que él creía sería una película de gánsteres. Chase creció viendo películas como Los Intocables o El enemigo público, lo que unido a haber pasado su juventud en Nueva Jersey, donde la familia criminal DeCavalcante dominaba los bajos fondos por aquel entonces, le empujó a escribir sobre un tema que conocía casi de primera mano.Si a eso le unimos que el también director y productor estaba por aquel entonces acudiendo a terapia y que siempre había mantenido una difícil relación con su controladora madre, tenemos ya todos los ingredientes que han aparecido en mayor o menor medida en Los …