Glovo y Deliveroo llevan un año siendo objeto de análisis, reportajes, entrevistas y sentencias por la polémica de las condiciones de sus repartidores o riders. Por un lado, las empresas declaran que su modelo de negocio es completamente legal, mientras que al otro lado del ring, los riders denuncian trabajar en calidad de falsos autónomos.
Es una historia larga de contar, con muchas idas y venidas que arrojan más sombras que luces ante una situación que lejos queda de acabar. Hoy repasamos la historia de este caso, que con total seguridad sentará precedentes para el futuro del trabajo 3.0.
Deliveroo, contigo empezó todo
La historia empieza cuando los riders convocan una huelga en Barcelona el 23 de junio de 2017. En ella, los trabajadores de Deliveroo protestaban por las condiciones en las que trabajaban. Los riders exigían un mínimo de 20 horas de trabajo a la semana y cobrar entre 8 y 8,5 euros por hora, además de protestar porque asumen todos los gastos y riesgos de su actividad laboral, incluido poner las bicis y el móvil.
Un falso autónomo es aquel trabajador que depende exclusivamente de una empresa pero paga su propia Seguridad Social
Ante esta protesta, Deliveroo creó un nuevo tipo de contrato llamado TRADE, enfocado a los repartidores que acreditasen que el 75% de su facturación procedía de la susodicha empresa. Este contrato, sin embargo, no satisfizo las expectativas de los riders ya que, en palabras de Eve Llagostera, de la plataforma Riders por Derechos, …