OpenStreetMap es una alternativa colaborativa y libre a Google Maps (aunque, en realidad, nació varios meses antes que éste último), y existe gracias a miles de voluntarios (y de empleados de las grandes compañías que colaboran con el proyecto) que se dedican a subir información cartográfica detallada, tanto de entornos urbanos como rurales.
Los grandes de Silicon Valley (Google al margen, claro está) respaldan este proyecto porque sus datos son la base de sus propios servicios (como Bing Maps o Apple Maps), pero la guerra en Ucrania ha puesto sobre la mesa su potencial como fuente de inteligencia en otro campo, el militar. Y los activistas ucranianos quieren asegurarse de que la información actualizada se mantiene lejos de los ojos del ejército ruso.
Una petición inusual (hasta este momento)
De modo que más de 100 voluntarios ucranianos de OpenStreetMap presentaron una solicitud al resto de colaboradores de la plataforma: no más ediciones en los mapas mientras dure el conflicto. Entienden que completar y actualizar los mapas, en el actual contexto, es "ayudar al enemigo".
Concretamente, temían que agregar detalles sobre carreteras, bloqueos y estado de las principales infraestructuras pueda ayudar a los rusos a optimizar el movimiento de sus propias tropas dentro del territorio ucraniano. Y además, al fin y al cabo, desde el pasado día 27 en Ucrania es ilegal difundir información relativa a la ubicación de sus fuerzas armadas.
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