Otoño de 1902. En un sótano de un edificio del gobierno en Washington se reúnen diariamente doce hombres jóvenes trajeados. Allí cada día departían y cenaban. Todo aparentemente normal si no fuera porque en el menú de cada plato había veneno, sustancias tóxicas que este grupo sabía y aprobaba. Estos hombres, contrario a lo que se pueda pensar, no estaban locos. De hecho, millones de personas tienen una deuda con ellos.Read more...