Las películas de fantasmas son de las que más hacen las delicias de los espectadores aficionados al terror, pero sólo un puñado merece la pena verlas. Sepamos cuáles son.
Por alguna razón que quizá se nos escape, parece que a la mayoría de los cineastas que se acercan al género les resulta muy complicado realizar una película de terror, ya no de gran calidad, sino sencillamente pulcra. Se pierden por costumbre en los tópicos, la inverosimilitud o la innecesaria truculencia, y esto ocurre muchas veces incluso en ese subgénero temático tan querido y tan sugerente como es el cine de fantasmas, al que se le acaba de unir la secuela de The Conjuring, el último filme del malayo James Wan.
Los espíritus de la gran pantalla
La primera película de terror de la historia es la inevitablemente tontorrona Le manoir du Diable, rodada en 1896 por ese imaginativo mago que era Georges Méliès, y aunque la trama principal le corresponde al Diablo y a sus prácticas vampíricas, también aparecen cuatro espectros conjurados por el mismo, lo que la convierte, además, en el primer filme de vampiros y de fantasmas. Pero la primera obra sobre estos últimos a la que se suele valorar fue una española dirigida por Edgar Neville en 1944, La torre de los siete jorobados, que adaptaba la novela homónima de Emilio Carrere, que de escalofríos no tiene nada y que hoy se siente de lo más ingenua y envejecida.La primera película de terror fantasmal de la historia es 'Le manoir …