Regular, intervenir o dejar pasar. El debate de las redes sociales es pegajoso como la plastilina barata. ¿Qué hacer para reducir la desinformación? Y el camino es empedrado. Porque si meten la mano pueden atentar contra la libertad de expresión. Odiar no es delito. Pero si no hacen tampoco nada pueden convertirse en un guirigai de narices. Los usuarios de Twitter, en cambio, han sabido contener a los «bots» que inundan de mensajes de antivacunas.
Una investigación de American Public Health Association rescatada por «The Guardian» concluye que los perfiles administrados por «bots» -software automatizado- tienen un «éxito limitado» en la difusión de mensajes contra la vacunación. Un estudio de millones de publicaciones ha encontrado que los usuarios rara vez «retuitean» información errónea sobre este área.
El informe, que pretendió entender el comportamiento de los «bots» y los usuarios provocadores («trolls») en la promoción de contenido de salud en internet, ha estado dirigido por el profesor de la Universidad de Sydney, Adam Dunn. En su opinión, a pesar de la creciente preocupación por la influencia de los mensajes amplificados en Twitter a la hora de difundir información errónea, este tipo mensajes parecían ineficaces a la hora de influir en el discurso aceptado por la comunidad científica sobre la importancia de la vacunación en la protección de las sociedades avanzadas.
Los autores de la investigación, sin embargo, concluyeron que «la información errónea y la desinformación relacionados con la salud se propagan en las redes sociales, lo que representa una …