Los antiguos silbatos aztecas con forma de calavera producen efectos psicoacústicos únicos que alteran la actividad cerebral. Su sonido activa mecanismos neurales relacionados con el procesamiento del miedo y la atención, según revela un nuevo estudio publicado en Nature Communications que ha analizado el impacto neurológico de estos instrumentos en oyentes modernos.La investigación, que combinó análisis acústico con neuroimagen, demuestra que estos silbatos, datados entre 1250 y 1521 d.C., generan patrones sonoros que el cerebro procesa de manera especial. El sistema auditivo los interpreta como una mezcla desconcertante entre sonidos naturales y artificiales, activando simultáneamente múltiples áreas cerebrales. Este es un claro ejemplo de uso de la psicoacústica siglos antes de ser estudiada científicamente; no podía dejar de hablar de este hallazgo como experto en audio.El diseño del terror: anatomía de un silbato únicoEn este vídeo que descansa encima de estas líneas podéis encontrar ejemplos de cómo suena uno de estos silbatos aztecas. Y es, como poco, inquietante. Un análisis detallado mediante tomografía computarizada reveló la sofisticada construcción de estos instrumentos de arcilla de 3-5 centímetros. Su estructura interna consta de cuatro elementos clave: un conducto de aire con paso restringido, una cámara hemisférica de contrapresión, una cámara de colisión y una cavidad de campana. Esta configuración, exclusiva de la Mesoamérica prehispánica, genera turbulencias que producen un sonido no lineal y ruidoso.El hallazgo conecta con investigaciones anteriores sobre el impacto ambiental de las civilizaciones precolombinas, que nos ayudan a entender mejor la historia temprana de América. Los silbatos, datados entre …