Parecía una pool party en las calles de Naucalpan luego de las recientes lluvias que generaron inundaciones en colonias como Nueva San Rafael, pero en realidad se trató de una combinación de factores, como la contaminación en la presa Los Cuartos, la velocidad de la caída del agua y el desbordamiento del Río Verde, uno de aguas residuales, que terminaron por generar la espuma. De elemento de esparcimiento y diversión tenía poco, y era todo lo contrario.
La espuma puede generarse de dos formas: de manera natural en ríos, lagos y zonas costeras, principalmente por la descomposición de materia orgánica como hojas, algas y otros residuos vegetales y animales, donde las proteínas y lípidos liberados en el proceso reducen la tensión superficial del agua. Al agitarse por el viento, corrientes, cascadas o flujos rápidos —como el aumento en los caudales de los ríos— se atrapa aire y se genera la espuma. Si es natural, suele tener un color blanquecino o amarronado, un olor terroso o a pescado, y tiende a disiparse rápidamente, a menos que la agitación sea constante.
Sin embargo, también hay espuma que puede generarse a partir de la contaminación humana, como la vista en el Estado de México, que tiene características completamente diferentes.
Esta puede ser voluminosa, persistente, descolorida y desprender olores químicos o fétidos. Suele aparecer especialmente en grandes cantidades luego de lluvias intensas o inundaciones, e indica la presencia de contaminantes. También se genera por el aumento …