Las grandes tecnológicas, que han bajado su ritmo de inversión en startups, también han parado el nivel de compras de la mismas ante la espera de las mejoras del panorama financiero.
Hay una gran controversia respecto al futuro que le depara a cada una de las startups que tienen éxito. Unos optan por hacerlas grandes y transformarlas en multinacionales que intenten cotizar en bolsa y, si es posible, absorber a sus competidores. Otras se mantienen en el equilibrio de la sostenibilidad durante toda su vida útil. con un tamaño pequeño pero positivo. Y por último, están aquellas que optan por ser compradas; en este caso, cuanto más grande sea el comprador y más renombre tenga mucho mejor. De esta cuestión depende el futuro de ese emprendedor para su próximo proyecto, tanto a la hora de encontrar adeptos como para granarse rondas de financiación. El problema es que muchas de esas compras tienen como objetivo hacerse con la competencia para terminar cerrándola a medio plazo.
Sin embargo, y al igual que está pasando con el sector de las inversiones en tecnológicas, estamos viendo como los ánimos de la división de compras de esas mismas grandes empresas, que tanto invierten en startups, se han puesto de acuerdo y se han relajado a la hora de añadir startups prometedoras a sus filas. Y esto es muy malo: estas jóvenes, pero influyentes, corporaciones marcan el ritmo de todo un sector financiero.Amazon, históricamente muy relajada en sus adquisiciones, ha seguido una estrategia contraria a la de …