Beth es una artista canadiense que vive en México y acaba de reservar varias noches para alojarse en una casa de Airbnb en la ciudad ucraniana de Odessa, la tercera más grande del país y que espera un posible ataque de las tropas rusas Rusia por el mar en las próximas horas.

No es que Beth quiera arriesgar su vida viajando a un país en guerra o que se sienta atraída por el llamado "turismo macabro" o "turismo sórdido". Simplemente, la residente en la Ciudad de México busca ayudar a una familia a obtener ingresos en plena guerra.

Porque bien es sabido que las guerras sumen a los países y a su ciudadanía en profundas crisis económicas.

En Xataka

El rublo se está hundiendo un 30%. Para Rusia es sólo el anticipo de una crisis económica histórica

Además, como muchas otras empresas, Airbnb ya se ha posicionado y ha cerrado sus operaciones en Rusia y Bielorrusia, lo que, claramente afecta a la economía del país y de la ciudadanía (una ciudadanía que también tiene prohibido protestar contra esta guerra, como hemos visto, aunque muchas personas se han levantado contra Putin).

Una ola de solidaridad usando la tecnología

Como forma de solidaridad, personas de todo el mundo han ideado esta novedosa forma de ayudar económicamente a quienes …