Mark Zuckerberg estuvo, y solo para cumplir de cara al graderío, menos de cinco horas en Europa. En Bruselas, tan solo dos horas. En su comparecencia en el Parlamento Europeo, el fundador de Facebook recibió varios golpes de los eurodiputados, pero se salvó por al final por el toque la campana. El siguiente round lo librará, por extraño que parezca, en la intimidad de su despacho: se comprometió a responder a las preguntas que quedaron en el tintero pero por escrito.
La batería de preguntas fueron más intensas y duras que en EE.UU., pero el formato perjudicó al resultado final. El resultado es que ha dejado un sentimiento agridulce porque tampoco dejó frases para la posterioridad. Salió airoso y la disputa fue más un paripé que otra cosa. La verdadera chicha se quedó sin llegar al fuego y, en realidad, representan algunas de las principales dudas sobre el escándalo de Cambridge Analytica y otras cuestiones relativas a la territorialidad de la compañía.
Pocas novedades de la filtración de datos
Por lo pronto, el creador de Facebook dejó para otro momento si la filtración masiva de datos de Cambridge Analytica se ha solucionado al completo. Lo único que ha trascendido de manera oficial en este tiempo es que tuvo un impacto de 87 millones de cuenta, un alcance estimado en 136.985 personas en España. ¿Por qué no dio detalles concretos? No aclaró prácticamente nada. Lo único que avanzó es en que los servicios digitales necesitan una regulación, pero que esta no …