Los humanos coexistimos, a veces más y a veces menos, con una especie de insecto que no tiene muy buena fama alrededor del mundo: las cucarachas. Pese a lo odiadas que son, un reciente estudio demuestra que la historia y expansión de las cucarachas está ligada a la nuestra, por lo que somos los principales aliados de esta molesta compañía.
Esto solo demuestra cómo los humanos somos capaces de transportar e introducir especies no nativas a distintos ecosistemas. Es algo que ya se ha estudiado con anterioridad, como lo sucedido con el burro, animal que nos lleva haciendo compañía desde hace miles de años.
El artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, titulado "Resolviendo el misterio de 250 años sobre el origen y la dispersión global de la cucaracha alemana", menciona que el desarrollo de la civilización provocó la evolución y propagación de especies en entornos urbanos. Esta hipótesis se aplica especialmente para la cucaracha alemana, a la cual los investigadores se refieren como "la plaga de cucaracha más prevalente en el mundo".
Y es que la historia de la cucaracha alemana, cuyo nombre científico es Blattella germanica, comienza en Asia. Su origen se remonta, muy probablemente, a las regiones cercanas al Golfo de Bengala, en India o Myanmar. Los resultados arrojados por el estudio genético demostraron que la "divergencia genética" entre la cucaracha alemana y la cucaracha asiática (Blattella asahiani) es de apenas 0.59%.
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