Arrogancia, comparación directa con Apple y rebranding de dispositivos. El caso Zetta reúne todas las malas prácticas de una estafa condenada al fracaso.
Todo comenzó el sábado 15 de octubre. El Español publicaba una historia sobre Unai Nieto y Eric Cui, dos jóvenes emprendedores acomodados en Zafra que iniciaron un camino en la industria telefónica. Su empresa, Zetta, ofrece terminales de “gran” calidad a precios muy reducidos. Sus fundadores alardeaban de las capacidades de sus teléfonos, capaces de rivalizar y equiparar en experiencia al iPhone 7.
Pero esa utopía de 330 euros duró lo mismo que una rosquilla en la mesa de Homer Simpson. El oasis se derrumbó horas más tarde, cuando las críticas comenzaron a emerger por la red y la noticia llegó a Forocoches, donde se desmontó por completo la estrategia de Zetta. Sus fundadores, en ese momento, quedaron completamente expuestos y avergonzados.
El oasis dibujado por los fundadores de Zetta duró lo mismo que una rosquilla sobre la mesa de Homer Simpson
Muy resumidamente, el supuesto teléfono capaz de rivalizar con el iPhone 7 de Apple resultó ser un teléfono de Xiaomi cuyo logotipo era reemplazado por el de una bellota mordida —guiño a Apple—. Un teléfono que además encarecían despiadadamente respecto a la cifra fijada por la compañía china. Una jugada que aparece en las enciclopedias junto a la palabra “estafa”.
Esta historia de arrogancia e hipocresía, a su vez, ha vuelto a sacar varios de los tópicos más clásicos de la industria tecnológica actual. “Mi teléfono hace lo mismo que …