La tecnología es peligrosa si no se comprenden bien sus capacidades. Este ha sido un tema de constante debate entre muchos filósofos.
Por lo general, el mundo de la televisión no es muy filosófico que digamos. Plazos exigentes, productores agobiados y un presupuesto apretado: factores que condicionan el darle prioridad a contar historias más simples y directas. En contraposición, el cine filosófico necesita paciencia para ser realizado con éxito, algo incompatible para el ritmo vertiginoso de la televisión.
Sin embargo, existen excepciones. Black Mirror es el máximo exponente en el ámbito de abordar temas filosóficos en la televisión. Su creador, Charlie Brooker, es un brillante guionista; experto en crear distopías muy cercanas a la realidad que vivimos actualmente.
La tercera temporada de Black Mirror se estrenó en Netflix el veintiuno de octubre de este año, y desde entonces ha sorprendido a muchos por su increíble calidad. Aunque las implicaciones filosóficas de la serie no han sido estudiadas a profundidad, hasta ahora. A continuación analizaremos el trasfondo filosófico del show, concentrándonos en los episodios Nosedive (3x01), San Junipero (3x04) y Men Against Fire (3x05). Los otros tres también son interesantes, pero tienen un estilo diferente, no tan concentrados en los temas que interesan para este artículo.
Nosedive (3x01)
Netflix
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