La llegada de PS4 Pro y la Xbox One S no hace más que confirmar que la octava generación de consolas es de transición.
Los saltos generacionales se han terminado. Con la propuesta Microsoft sobre la mesa y las últimas revelaciones de Sony, debemos dar por muerto el modelo de cambiar de consolas cada 4-5 años y que estas representen un salto brutal de una generación a otra, que es lo que hemos estado viviendo estos años. Ahora, se vira más hacia el modelo del PC conservando algunas de las ventajas de la consola: siguen siendo sistemas cerrados pero sus mejoras son incrementales y más cortas en el tiempo, o al menos esa es la premisa inicial.
Hay muchos flecos pendientes todavía frente a la estrategia de sacar una nueva consola cada 3 años en vez de cada 7 u 8. Las primeras, la respuesta del mercado y de los consumidores ante la necesidad dar el salto a un modelo que, a día de hoy, tiene menos alicientes que un salto generacional, y en segundo, la respuesta de los desarrolladores ante un panorama que les obliga a mantener juegos para tres consolas diferentes, compatibles entre sí, pero limitadas unas a otras respecto a las posibilidades, máxime cuando debe respetar las bondades del juego online de forma idéntica independientemente de la versión de consola que tenga el jugador.Los cambios incrementales no hacen más que confirmar la generación de transición
Aunque todavía es pronto para decirlo, con el tiempo el lastre de ir arrastrando …