Las bicicletas eléctricas de gama alta con motores centrales, en muchos casos integrados, están siendo una revolución para el ciclismo de montaña. El concepto de bicicleta eléctrica que tenemos en mente cambiará, de forma radical, cuanto mejor vayamos conociendo este tipo de vehículos eléctricos.

Una gran diferencia sobresale sobre el resto, para diferenciar una bici eléctrica con la que puedes no hacer una gota de esfuerzo y una bicicleta eléctrica de montaña con la que podrás exigirte mucho más si así lo deseas.

La clave reside en el sensor que envía la orden al controlador y este a su vez reclama la potencia a la batería para alimentar el motor. Convencionalmente se usan sensores de cadencia, los cuales pueden ser “engañados” con cierta facilidad si se escoge un nivel alto de asistencia y un piñón suave como si se afronta una pendiente prolongada, el sensor detecta una fuerte cadencia y exige la misma fuerza al motor, pero en realidad no requiere nada de esfuerzo. Este tipo de sensores se suelen utilizar en motores ubicados en la rueda y funcionan por velocidad, si se selecciona la primera velocidad, el motor no pasará de 8 km/h, en la segunda velocidad 18km/h y en la tercera velocidad 28km/h, siempre que utilicemos un motor de calidad de 250 vatios.

En cambio los motores centrales que ensamblan los modelos de montaña eléctricos, trabajan con sensores de esfuerzo integrados en el eje del pedalier, detectan la fuerza que se ejerce sobre el pedal y la …