Durante mucho tiempo se pensó que ver series era una actividad pasiva, ideal para desconectar y “no pensar”. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren lo contrario: algunas producciones audiovisuales pueden convertirse en verdaderos entrenamientos para el cerebro. Requieren atención plena, razonamiento abstracto, sensibilidad emocional y, a menudo, capacidad para lidiar con la ambigüedad o la frustración