Por primera vez, cámaras submarinas captaron el daño que provoca la pesca de arrastre mientras ocurre: rayas y cefalópodos huyen entre columnas de sedimento, redes gigantes arrasan el fondo marino y se libera CO₂ atrapado por milenios. Las imágenes de David Attenborough abren un nuevo capítulo en la lucha por proteger los océanos.