Nadie pensaría que la velocidad a la que gira nuestro planeta tiene algo que ver con el aire que respiramos, pero los científicos acaban de encontrar la conexión. El paulatino frenado de la rotación terrestre fue fundamental para que las cianobacterias pudieran aumentar los niveles de oxígeno atmosférico hace miles de millones de años. Una de esas relaciones que parecen imposibles hasta que alguien encuentra las pruebas.La investigación, publicada en Nature Geoscience, explica parte de los enigmas sobre los grandes eventos de oxigenación que transformaron nuestro planeta. Días más largos significaron más oxígeno atmosférico, un descubrimiento que obliga a reescribir algunos capítulos sobre cómo se desarrolló la vida en la Tierra.El delicado equilibrio que cambió la atmósferaLas cianobacterias, esos microorganismos responsables de la fotosíntesis oxigénica, vivían en los fondos marinos formando alfombras microbianas. Durante el día generaban O₂ mediante fotosíntesis, pero por la noche consumían parte de ese oxígeno en la respiración, un equilibrio más delicado de lo que cabría esperar.En los primeros miles de millones de años, cuando los días duraban solo entre 6 y 12 horas, este ciclo limitaba severamente la acumulación de oxígeno. Las cianobacterias producían ráfagas intensas pero breves de oxígeno, insuficientes para generar los excedentes que habrían permitido oxigenar la atmósfera.La fricción gravitatoria entre la Tierra y la Luna redujo progresivamente la velocidad de rotación terrestre. El proceso alargó la duración del día en tres fases clave: hace 2.400 millones de años los días duraban unas 21 horas, coincidiendo con la Gran Oxidación; hace 600 …