La química del amor es tan compleja como fascinante: numerosas hormonas influyen en el cuerpo de dos enamorados. Recordamos cuáles son en San Valentín.
Dentro de la mente de un biólogo hay una (gran) parte amante de analizarlo todo. Desde el cómo al porqué, desmenuzar, contar, mirar y sorprenderse es una especie de manía, un vicio nada oculto del cerebro científico. Pero hacerlo con algo tan efímero como lo es el amor parece casi un sacrilegio. O no. Al fin y al cabo, ¿no somos solo un manojo de hormonas, carne y fluidos? ¿O, acaso, somos más que la suma de sus partes? De todas maneras, hay quienes se han planteado esto seriamente y han diseccionado el amor.
El amor no está en el corazón
Si hay algo a lo que podemos asociar al amor, por encima de cualquier otra cosa, es a las hormonas. Las hormonas son las responsables (y culpables) de que sintamos lo que sentimos cuando vemos a una posible pareja. ¿Solo las hormonas? En realidad, lo que siente es nuestro cerebro, eso es obvio.Las hormonas son las responsables de que sintamos lo que sentimos, aunque su influencia está en el cerebro, no en el corazón
Pero en la base de todo ello, las que están son estas sustancias. Incluso cuando queremos llevar la cuestión amorosa un poco más allá, al plano más emocional, hay alguna hormona relacionada con lo que estamos sintiendo. Por supuesto, esto afecta a nuestro corazón, que se desboca o, incluso, a nuestras tripas, que …