Corría el año 1998 y Apple no se encontraba en la mejor de sus etapas. Una concatenación de malas decisiones, egos encontrados, la marcha forzada de Steve Jobs y un rumbo que hacía tiempo que ni estaba, ni se le esperaba, hicieron caer a la empresa a una situación insostenible. Jobs ya había vuelto. Llevaba dos años, pero un muerto así no se levanta en ese tiempo, y como dice el refrán, Roma non uno die aedificata est (Roma no se hizo en un día).

Las capitalizaciones bursátiles entonces no representaban lo mismo que ahora, pero la de Apple rondaba los 5.000 millones de euros, 60 veces menos que ahora, y la cosa no pintaba bien. Fue entonces cuando apareció Telecom Italia, adalid en aquella Europa de los años 90 de las operadoras de telefonía, y pretendió incorporarla a su ya de por sí extenso portfolio de empresas, pero no fue posible, y hoy está cerca de la quiebra.

De comprar a ser comprada

Telecom Italia fue el resultado de una serie de fusiones y posteriores privatizaciones de, entre muchas otras, la Società Italiana per l'Esercizio Telefonico, que por aquel entonces tenían el monopolio de las comunicaciones. Su irrupción en el mercado no tuvo precedente alguno, obteniendo cerca del 50% de la cuota de mercado y expandiéndose a países como Perú, Brasil, Venezuela, Bolivia y Grecia. Llegó a ser la sexta empresa más grande del mundo en su sector, y fue entonces …