Un estudio publicado en el Journal Epidemiology and Community Healt descubrió que solo bastan entre seis y 10 minutos de ejercicio moderado a vigoroso para mejorar la memoria de trabajo. Asimismo, esto puede ayudar a optimizar las habilidades cognitivas de nivel superior, como la organización, priorización y planificación.
Actividades como caminar rápido, subir y bajar escaleras o trotar a un ritmo suave pueden ser ayudar a enormemente a mejorar las capacidades mentales. En cambio, no hacerlo puede tener un impacto negativo. De acuerdo con la investigación, llevar una vida sedentaria puede disminuir la cognición entre 1% y 2%.
Un pequeño esfuerzo, grandes beneficios
Lo mejor de todo es que no se necesita ir a un gimnasio ni elaboradas rutinas para notar los beneficios. En realidad la clave se encuentra en alcanzar un nivel de esfuerzo capaz de aumentar la frecuencia cardiaca sin perder el aliento, como mantener una conversación mientras se está en movimiento, aunque con una que otra pausa para respirar.
Según los científicos, el ejercicio es capaz de ralentizar o revertir el deterioro físico del cerebro y ayudar a crear nuevas neuronas. Otras investigaciones apuntan a que el ejercicio puede aumentar el tamaño del hipocampo. Incluso a los 60 y 70 años puede mitigar el impacto de la pérdida de memoria.
Hacer ejercicio aeróbico durante al menos dos minutos, a una intensidad moderada a alta, tiene sus ventajas. Según una metarevisión de varios estudios publicados en Transitional Sports Medicine arrojaron …