El pasado 5 de octubre fallaba uno de los giroscopios del telescopio espacial Hubble. Como esto es algo que puede suceder en cualquier momento el software de a bordo está listo para detectarlo y activar automáticamente uno de los giroscopios de reserva. Pero aquel día el giroscopio de reserva, que llevaba siete años y medio parado, decidió hacerse el remolón y al ser activado comenzó a dar lecturas fuera de rango, lo que hizo que el Hubble se pusiera en modo seguro.
En modo seguro se desactivan los sistemas no críticos de a bordo, incluyendo los instrumentos científicos, y el Hubble se coloca de tal forma que sus paneles solares producen el máximo de energía mientras que a la vez queda a la espera de que desde tierra solucionen el problema.
Los giroscopios del Hubble –igual que el de muchas otras sondas y observatorios espaciales– sirven para detectar cualquier movimiento del telescopio en cualquiera de sus ejes y poder compensarlo de tal forma que se mantenga estable para llevar a cabo las observaciones para las que ha sido programado.
Según cuenta la NASA
En el caso del Hubble una rueda dentro de cada uno de sus giroscopios gira a un ritmo constante de 19.200 revoluciones por minuto. Esta rueda está montada en un cilindro sellado, llamado flotador, que a su vez está suspendido en un fluido espeso. La electricidad es transportada al motor que hace girar la rueda por cables delgados, aproximadamente del tamaño de un cabello humano, que se …