La Inteligencia Artificial no está ni se le espera en la empresa española. Es una de las tecnologías más emergentes de las últimas décadas. Emergentes y, por supuesto, ambiciosas. A su alrededor se han articulado una serie de sueños futuristas que apuntan a una única idea: va a cambiar el mundo como lo conocemos. La travesía es más empedrada de lo que parece porque España corre el riesgo de perder el tren de la modernidad.

Un informe (PDF) de la Comisión Europea a nivel europeo, elaborado por la firma demoscópica Ipsos entre 9.000 empresas, pone de manifiesto la escasa adopción en las empresas españolas de soluciones basadas en Inteligencia Artificial (IA), una de las mayores disrupciones tecnológicas llamadas a mejorar los procesos productivos. Menos del 40% de ellas emplea «al menos un tipo de tecnología inteligente». Son pioneros que se han puesto al día. Esa cifra cae peligrosamente hasta el 22% de las empresas cuando se hace referencia al uso de dos avances de este campo de investigación, mientras que solo el 10% de las mismas planea usar la IA en los dos próximos años.

Falta de competencias
Estas cifras contrastan con la media europea. La investigación ha descubierto que el 42% de las empresas actualmente usan al menos una tecnología de IA, una cuarta parte de ellas usan al menos dos tipos y el 18% tiene planes de adoptar la IA en los próximos dos años. El estudio sitúa como obstáculos para su adopción en la dificultad para contratar …