Desde hace más de 60 años —desde el «alto el fuego» de 1953— Corea del Norte y Corea del Sur están separadas por la frontera intercoreana o zona desmilitarizada de Corea, una franja de 4 km de ancho que reune a dos millones de soldados de ambos bandos.
Dado que la guerra de Corea no ha concluido oficialmente nadie puede cruzar esa frontera bajo ningún concepto, «ni aunque alguno de sus dos presidentes se vea perseguido por un enjambre de abejas cabreadas». Eso violaría el alto el fuego y comenzarían los tiros.
A lo largo de los 238 km de longitud que tiene la frontera intercoreana sólo hay zona en la que ambos bandos se ven las caras: en el Área de seguridad conjunta ambas fronteras están separadas por apenas unos metros, en los cuales hay una serie de edificaciones situadas justo sobre la línea divisoria.
En su interior hay salas de reuniones posibilitan los contactos diplomáticos entre personal de ambas Coreas y también entre Corea del Norte y las Naciones Unidas. Pero siempre sin que los representantes de ninguno de los dos lados tenga que salir de su país ni entrar en el otro.
Cada bando se queda en su casa, sentada en su lado de la mesa situada sobre la frontera. No pidas a alguien que esté al otro lado de la mesa que te pase el azúcar.
Incluso cuando no hay conversaciones, que es la mayor parte del tiempo, cada parte mantiene a un soldado que vigila …