En los últimos tiempos, la irrupción de los grandes modelos de lenguaje (o LLMs), o más bien la constatación de su capacidad para generar código, ha desatado una mezcla de entusiasmo, escepticismo y pánico entre los profesionales del software. Y la pregunta que todos nos hacemos es: ¿pueden estas herramientas poner fin a la necesidad de programadores humanos?
Más aún, ¿es el vibe coding, ese estilo de desarrollo basado en la mera generación automática de código a partir de prompts, el principio del fin de la programación tal y como la conocemos?
Antes de posicionarnos entre catastrofismo o el negacionismo (dos variantes del reduccionismo, al fin y al cabo), resulta útil mirar a otra profesión que ya ha recorrido antes un camino similar: la traducción.
Y es que, según sostiene esta programadora en su blog, la historia de Google Translate y su impacto en la industria de la traducción puede ofrecernos valiosas lecciones sobre cómo pensar (y sentirnos) respecto a la futura influencia de la IA en el trabajo.
El paralelismo: de la traducción automática al vibe coding
Desde su lanzamiento, Google Translate ha evolucionado enormemente. El salto más significativo ocurrió en 2018 con la introducción de la traducción automática neuronal (NMT), una mejora sustancial respecto a los enfoques anteriores basados en reglas y estadísticas.
En ese momento, también surgieron predicciones apocalípticas: "Ya nadie necesitará traductores humanos", decían algunos. Lo cierto es que la realidad, finalmente, ha sido bastante diferente.
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