Los neandertales dejaron su huella en nuestros genes hace unos 50.000 años. Y desde entonces, las cosas han cambiado mucho. Incluyendo los efectos de su herencia, ya no tan positivos.
Todavía, a día de hoy, nos cuesta pensar en que hubo un tiempo en el que otros "seres humanos", primates muy parecidos a nosotros, compartieron la Tierra con nuestra especie. Aunque hoy día los neandertales o cualquier otro primate homínido que no sea el Homo sapiens se ha extinguido, todavía guardamos mucho de su presencia. En nuestros genes, por supuesto. Pues de ellos heredamos una parte de lo que somos hoy día. Así, los neandertales dejaron su propia herencia en lo más íntimo de nuestro ser. Y, por desgracia, según los últimos hallazgos, esta no parece tan positiva como podríamos pensar.
Enfermedades y adicciones, ¡gracias neandertales!
Hace apenas unos años, el solo pensar que los seres humanos habíamos hibridado con los neandertales, al igual que ocurre con los burros y los caballos, que se reproducen para dar una mula, ponía de uñas a casi todos los antropólogos. Sin embargo, las técnicas genéticas han puesto de manifiesto que en realidad esto sí que ocurrió. No solo nos apareamos y reprodujimos con los neandertales. Sino que a día de hoy, aproximadamente el 4% de nuestro genoma pertenece a ancestros neandertales. Al menos en cuanto a los europeos y americanos se refiere. Aunque de eso hablaremos un poco más adelante. Volviendo a ese 4% del genoma de neandertales que tenemos, ¿qué significa? El poseer genética neandertal …