El director australiano Alex Proyas se atreve a trasladar la mitología egipcia a la gran pantalla para su última película, en la que las divinidades de la viejísima tierra del Nilo campan a sus anchas.No cabe duda de que este cineasta siente debilidad por las historias de fantasía, aquellas en las que lo que no existe en nuestra realidad penetra en ella y la pone patas arriba, quizá en un extraño futuro, como en Spirits of the Air, Gremlins of the Clouds (1989), la valorada en exceso The Crow (1994), la desorientada Dark City (1998), la aceptable I, Robot (2004), que de todos modos no comprende a Asimov, y la delusoria Knowing (2009).
Pero Gods of Egypt (2016) es otra cosa, una narración que pertenece a la categoría de los mundos maravillosos, aquellos inventados en su integridad, que no existen al completo de por sí; o casi, dado que el territorio no es ninguna entelequia, claro. Esto es algo nuevo para Proyas, y con ciertas implicaciones personales, porque él nació precisamente en Egipto.
En esta adaptación mitológica un tanto libre, el dios Horus (Nikolaj Coster-Waldau) lucha por el poder contra el usurpador y destructivo Set (Gerard Butler), su tío paterno, con la ayuda de un humano llamado Bek (Brenton Thwaites), que tiene sus propios intereses relacionados con la joven Zaya (Courtney Eaton), la diosa Hathor (Elodie Yung) y el dios Thoth (Chadwick Boseman).
Lo cierto es que la naturaleza de Set como divinidad varió desde la época predinástica egipcia, tanto …