La neurociencia lleva décadas intentando resolver uno de los mayores misterios de la existencia humana: el origen de la conciencia. Un estudio reciente publicado en Nature por el Cogitate Consortium ha puesto a prueba las dos principales teorías sobre este fenómeno, y los resultados confirman que estamos lejos de comprender cómo surge la experiencia consciente a partir de la actividad cerebral.El trabajo representa un hito metodológico al conseguir que defensores de hipótesis rivales colaboraran para diseñar experimentos que pusieran a prueba sus propias predicciones. Esta aproximación adversarial, sin precedentes en el campo, ha demostrado las limitaciones de ambos modelos teóricos, dejando a la comunidad científica con más preguntas que respuestas sobre el funcionamiento de nuestra experiencia subjetiva.El cerebro consciente: un duelo teórico sin vencedorLas dos teorías enfrentadas representan los paradigmas dominantes en la investigación actual. La teoría del espacio global de trabajo neuronal sostiene que la conciencia emerge cuando la información se propaga a través de redes cerebrales, especialmente hacia la corteza prefrontal. Por su parte, la teoría de la información integrada propone que la experiencia consciente depende de la capacidad del sistema nervioso para integrar información de manera compleja en regiones como la corteza posterior.Los resultados del estudio no favorecieron a ningún bando. Los investigadores no lograron detectar la "ignición neuronal" que predice la teoría del espacio global, ni pudieron decodificar todos los contenidos conscientes desde la corteza prefrontal. La teoría rival tampoco salió mejor parada, al no demostrar la sincronización sostenida en la corteza posterior que su modelo …