El reconfortante olor a nuevo nos persigue, como si fuera un fantasma de lo que acabamos de adquirir. Pero en este aroma existen más cuestiones estudiadas de las que podríamos llegar a imaginar.
A todos nos ha ocurrido alguna vez: nos montamos en nuestro coche nuevo, abrimos la flamante caja del portátil que acabamos de comprar o, sencillamente, destapamos el plástico de un reciente gadget... y ahí está. El olor a nuevo. Ese confortable olor a novedad, con su toque artificial y diferente que te da a entender que el producto acaba de salir de la fábrica para caer directamente en tus manos. Pero, ¿a qué se debe dicho olor? ¿Cuál es su origen? Vamos a descubrir algunos.
El marketing olfativo
La información olfativa llega en primer lugar al hipotálamo y al sistema límbicoLos mamíferos tenemos una gran dependencia de nuestro olfato. Somos animales terriblemente olfativos. De hecho, los olores son capaces de evocar recuerdos, tranquilizarnos, ponernos nerviosos, excitarnos... incluso despertar viejos traumas. La información olfativa llega en primer lugar al hipotálamo y al sistema límbico, dos de los puntos más "viscerales" de nuestro sistema de procesado cognitivo. Es normal que los olores, por tanto, nos condicionen en nuestro día a día. Por eso, el marketing olfativo busca usar el olor como medio de reclamo: el aroma de una panadería, el olor de una tienda de ropa... Pero no solo eso. Los colores de una empresa o la música de un supermercado y otros aspectos forman parte de una técnica de mercadotecnia, conocida …