La elección del Papa es uno de los eventos más herméticos del mundo. Y ahora, tras la muerte del Papa Francisco, el Vaticano ha reactivado el protocolo de aislamiento más extremo conocido, lo que a estas alturas de la historia conlleva también transformar la Capilla Sixtina en un búnker digital infranqueable.
Y es que, a medida que 133 cardenales de todo el mundo se reúnen para designar al sucesor del pontífice fallecido, la atención mediática se centra no sólo en los rituales eclesiásticos, sino en el impresionante despliegue de medidas de ciberseguridad, vigilancia y aislamiento físico que rodean este proceso.
Tras un atracón para coger fuerzas, el cónclave propiamente dicho comienza con una misa... seguida del encierro total de los cardenales en la Capilla Sixtina. A partir de ahí, rige un régimen de incomunicación total.
Benedicto XVI incluso impulsó un cambio normativo mediante el cual toda filtración supone la excomunión automática. Está prohibido compartir cualquier dato sobre las deliberaciones, incluso una vez concluido el proceso de elección.
Todos los implicados —desde los cardenales a los cocineros— prestan juramento solemne de secreto
En Xataka
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Desconexión total
Puede sorprender encontrarnos con que, en medio de un evento tan antiguo y ritualizado, el Vaticano ha desplegado también todo un protocolo tecnológico. Durante el cónclave, ni …