China ha dado un impulso notable a un proyecto de varios años para dotarse de su propio sistema operativo nacional basado en Linux: KylinOS, cuya última versión (la v10) ha sido anunciada hace unos días.
Esto le está sirviendo tanto al régimen chino como a sus medios afines para sacar pecho por su capacidad para avanzar en materia de software al margen de las grandes tecnológicas estadounidense, y en medio de una tensa atmósfera de enfrentamientos comerciales con la administración Trump.
Según el periódico estatal China Daily,"Esta nueva versión de Kylin sin duda aumentará la confianza del pueblo en que los esfuerzos del gobierno de Washington para reprimir el progreso tecnológico chino pueden no resultar tan exitosos como se creían".
"Es un gran paso adelante para el sector TIC nacional, que se encuentra bajo una tremenda presión".Y uno de los modos en que esperan desembarazarse de la dependencia con respecto a EE.UU. es fomentando la creación de "un ecosistema industrial propio" a través de la colaboración entre los desarrolladores de Kylin y los fabricantes de chips Phytium, también de propiedad china.
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