No conocía esta ingeniosa historia, pero resulta de lo más divertida. Trata sobre los avances en fotografía llevados a cabo por Julius Neubronner, un farmacéutico alemán que era aficionado al arte y técnica de la fotografía. Su «idea de bombero»: utilizar palomas mensajeras equipadas con cámaras en miniatura para realizar las tomas de imágenes desde el aire. Y funcionó.
La cámara fotográfica se inventó en 1839 y ya para 1907 las cámaras tenían un tamaño suficientemente pequeño y resultaban ligeras como para que una pájaro pudiera transportarlas. Y no, no hablamos de golondrinas en este caso, ni de experimentos bizarros de transferencia de datos, sino de palomas mensajeras. Estas aves pesan entre 300 y 400 gramos, según estén de fuertes y bien alimentadas, y pueden transportar entre 50 y 75 gramos.
La cámara de Neubronner pesaba apenas 40 gramos, así que la idea entraba dentro de lo posible. Tenía dos lentes, para aprovechar los viajes y tomar más imágenes, y un obturador activado por un pequeño globo que activaba el disparador tras perder presión durante el vuelo. El ingenioso dispositivo podía tomar desde una hasta 12 fotos en negativos de 3×6 cm, según la versión.
El artilugio se sujetaba al pecho de la paloma mediante un arnés que apuntaba al suelo. Neubronner debió pensar que era mejor perder una pequeña cámara que una buena foto si las cosas salían mal, pero de todos modos entrenó previamente a las palomas con arneses sin cámara. Las palomas podían volar a gran velocidad, …