"Hoy comienza una nueva era para el iPhone". Tim Cook no se anduvo con rodeos a la hora de presentar uno de los productos más esperados de este complicado 2020. Etiquetándolo como el iPhone que inaugura una nueva generación que cambia cada diez años, veíamos uno de los principales motivos de la puesta al día: el 5G. Esto no va de añadir un nuevo chip capaz de gestionar la mayor velocidad de las redes telefónicas, hay que cambiar cómo está pensado el iPhone para combinar las nuevas antenas. Esto da lugar a un nuevo diseño que más bien es una puesta al día de uno de los modelos más conocidos de generaciones anteriores.
Este iPhone es más que nunca un producto que nace del feedback del ecosistema. Todos los productos de la compañía los son, pero el teléfono es la mejor definición de espacio versátil en el campo de la tecnología. Es potente (y ahora más que nunca con Apple Silicon), es ligero, es móvil, es inalámbrico y lleva años siendo la capital de nuestro ecosistema digital.

Habitualmente vemos esas ideas bajadas al terreno del usuario utilizando iOS como catalizador: es el resultado - más bien el sumatorio - de combinar un hardware y un software hecho a medida, que permite a la compañía destacar ciertas características potenciadas por actualizaciones de software, refinando así el uso original del momento en el que salieron. En el caso del iPhone 12, da la impresión de que Apple …