Las redes sociales pueden acercarnos en un abrir y cerrar de ojos a millones de personas de todo el mundo, algo que nos puede hacer sentir que no estamos solos y que hay personas en otros lugares pasando por algo parecido o que tiene los mismos gustos.
Al mismo tiempo, nos exponemos a diferentes tipos de estímulos y conductas que podrían ser perjudiciales para nuestro bienestar. Eso es lo que le ocurrió a Molly Russell, una adolescente inglesa de 14 años que se suicidó en 2017. Tras este horrible incidente sus padres comenzaron a indagar en sus redes sociales y se encontraron que visitaba publicaciones sobre suicidio y depresión.
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"Instagram ayudó a matar a mi hija"
Ian Russell, padre de Molly, llegó a declarar (tras haber consultado lo que hacía su hija en las redes sociales) que no tenía "ninguna duda de que Instagram ayudó a matar a su hija". Y es que Molly consumía habitualmente contenido sobre autolesiones y depresión.
"Me encontré cuentas de gente que estaba deprimida, que se autolesionaba o que se planteaba seriamente el suicidio".
Adam Mosseri, CEO de Instagram, concedió una entrevista a The Telegraph en la que reconoce que su plataforma tiene todavía mucho que hacer para conseguir combatir este tipo de contenido …