Corría la navidad del año 2012, y en la ciudad siberiana de Yakutsk, Rusia, el frío no daba tregua. El termómetro se hundió en temperaturas por debajo de -45 °C. Los movimientos de una de las ciudades más frías del mundo amenazaban con congelarse, y los servicios de taxi se quisieron aprovechar. Aumentaron sus precios casi un 150%.