La tecnología expande los horizontes de la fotografía. En cada nueva generación, las posibilidades de dicho arte se multiplican por mil. Esto se evidencia muchísimo ahora.
La filosofía nació del "thaumazein" (en griego antiguo) del asombro que causa la realidad. Ya sea contemplar un hermoso atardecer o encontrarse conmovido luego de ver una película extraordinaria; desde nuestra subjetividad podemos encontrar infinidad de maneras para maravillarnos ante algo bello o incomprensible.
Platón y Aristóteles afirmaban que de este sentimiento, propio de la humanidad, es que nace nuestro deseo de adquirir conocimiento, de encontrar las causas de un fenómeno o elucidar la verdadera esencia de alguna cosa. De este razonamiento derivan miles de teorías que buscan dar respuesta a cómo pasamos de ese deslumbramiento inicial a comprender el mundo que nos rodea.
Con el pasar del tiempo y el desarrollo acelerado de la civilización, la humanidad ha inventado nuevas maneras y nuevos instrumentos que facilitan el proceso en donde se genera el thaumazein. Uno de estos inventos es la fotografía, arte que nos permite capturar momentos únicos que, de lo contrario, se perderían en la inmensidad de las experiencias subjetivas humanas.
Hermoso.
Los que vivimos en el siglo XXI tenemos la ventaja de que tomar fotografías se ha convertido en algo que cualquiera puede hacer. Esto ha ampliado muchísimo las posibilidades que tenía dicho arte de capturar la realidad, permitiéndonos contemplar una gran variedad de retratos que, si no fuera por los avances tecnológicos, muchos de nosotros nunca hubiéramos sido capaces de observar puntos de vista similares.
Este …