Probamos el HTC Desire 530, el nuevo smartphone de gama de entrada de la compañía taiwanesa. ¿Suficiente para rivalizar con Motorola, Huawei y BQ?
Tras coronarse como el indiscutible rey de la plataforma y liderar la revolución del smartphone, HTC se enfrenta, durante los últimos años, a una de las épocas más duras de su historia. La división de telefonía, eje principal de la compañía, ha quedado muy deteriorada tras los zarpazos de rivales como Samsung o Apple, forzando a la empresa a navegar sobre nuevos mares (realidad virtual y fitness) para tratar de lograr la supervivencia.
No obstante, la compañía sigue apostando por el mercado móvil, aunque la intensidad sea menor con el paso de los años. Conforme escribimos estas líneas, el flagship de la compañía se encuentra a la vuelta de la esquina, siendo precedido durante los primeros meses de 2016 por un set de dispositivos orientados a gamas inferiores con los que seguir arañando una pequeña porción de cuota de mercado.En ese nuevo set encontramos el HTC Desire 530, el hermano más pequeño y, probablemente, uno de los más peculiares. Su precio, en principio, rondará los 200 euros —aun no ha sido confirmado oficialmente—, entrando así en el mismo segmento que pesos pesados como el Motorola Moto G, Huawei P8 Lite o BQ Aquaris X5.
Ante este planteamiento, una pregunta ha rondado nuestras mentes durante los días que hemos estado usando el HTC Desire 530: ¿puede aportar este dispositivo algo que lo diferencie de las propuestas de Motorola, Huawei …