Detrás del dios Himeneo se escondía en realidad el gran mito del himen, alrededor del cual se formulan conceptos erróneos y medias verdades.
Estos mitos afectan a la forma en la que las mujeres pueden disfrutar libremente de su sexualidad.El primer gobernador de las Islas Malvinas no respondía al perfil clásico de político. George Rennie había soñado desde niño con ser escultor, por lo que en su juventud decidió viajar a Roma para formarse como artista. Al regresar a tierras británicas, Rennie expuso sus primeras estatuas y bustos en la Real Academia de Artes de Londres. La histórica institución, situada en la mansión Burlington de Picadilly, acogió obras como A Gleaner and Grecian Archer (1828) o Cupid and Hymen (1831). Esta segunda escultura es una alegoría de la pareja formada por Cupido e Himen, una representación que puede encontrarse también en las monedas que Napoleón acuñó para celebrar su boda con María Luisa.
La idea de la escultura de George Rennie es sencilla. El dios romano del amor, Cupido (Eros en la mitología griega), sopla el fuego de la antorcha de Himeneo, considerado como el dios del matrimonio. Pero su obra, que puede contemplarse hoy en día en el Victoria and Albert Museum de Londres, no es la única que inmortaliza a Hymenaeus. El catalán Damià Campeny también representó al dios en una escultura en mármol custodiada en el Salón Dorado de la Casa Llotja de Barcelona. La historia del arte nos enseña numerosas obras más en las que la …