Si hay un componente que ha cambiado la vida de millones de ordenadores, ése es el disco duro sólido. Un disco que sustituye al mecánico y que le da una nueva vida a equipos antiguos. Hace unos días sustituí el HDD tradicional de un MacBook blanco que tenemos en casa por un SSD y el cambio es increíble. Vuelve a ser un equipo que se puede utilizar.
Del HDD al SSD o del cajón a la mesa
El MacBook o blanquito como lo llaman algunos, es un equipo espectacular. Heredero de los iBook originales con procesador Intel, el modelo de 2010 fue el último en comercializarse. Un trocito de historia en forma de ordenador. Ese es el que tenemos en casa.
El pobre ordenador ha pasado por todo. Desde una caída de un quinto piso metido en una mochila hasta la aparición de pequeñas fracturas en la bisagra, pasando por la conocida deformación de la goma de la parte inferior. Y, a pesar de esto, seguía funcionando.
Es cierto que con el paso del tiempo se convirtió en una máquina lenta y con la que era difícil trabajar. Encenderla desde cero suponía tener que esperar varios minutos a que estuviera lista, y cuando lo estaba había que esperar de nuevo a que se abriera cualquier programa. Abrir Excel o PowerPoint era una tortura. Chrome aceleraba los ventiladores al máximo.
Por eso, fue inevitable que acabara en un cajón, metido en …