A lo largo de los años, en el séptimo arte se han dado tendencias que acaparan las pantallas. Esta última década hemos disfrutado de ver a superhéroes de cómics, en los ochenta, los héroes de acción eran encabezados por Bruce Willis, Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger. Antes de todos ellos, predominaba el género de vaqueros.

En un pueblo ficticio del viejo oeste estadounidense, durante la época de la Reconstrucción, tres hombres y una mujer serán los protagonistas de dos conflictos: la lucha por el control de tierras valiosas debido a la expansión de un ferrocarril y la búsqueda de venganza personal contra un despiadado asesino. Cada quien por sus propios motivos, pero todos en búsqueda del mismo objetivo. Esto es: Érase una vez en el Oeste.

Dirigida por Sergio Leone, esta cinta de 1968 se encuentra llena de momentos memorables, desde el impactante flashback de los recuerdos del protagonista hasta el emocionante duelo final. Sin embargo, es su introducción la que destaca por su maestría y surrealismo.

Una magistral introducción

A la mitad de pleno desierto, se encuentra una estación deteriorada. Allí, tres hombres esperan bajo una cálida brisa que mueve lentamente la rueda de un viejo y oxidado molino. El primero juega sin interés con los cables de un telégrafo inactivo y luego trata de espantar una mosca que lo rodea. El segundo se coloca su sombrero cuando comienzan a caer gotas de agua …